La roba de llengües (tela de lenguas), omnipresente en la mayoría de los hogares mallorquines, mantiene hoy más viva que nunca su tradición. Y lo hace gracias a que ha sabido reinventarse manteniendo al mismo tiempo su verdadera esencia artesanal. Esta tradicional tela que vestía los interiores de las casas mallorquinas ha surgido con nuevos diseños y colores y actualmente la encontramos en revistas de decoración, moda y proyectos de interiorismo con aroma mediterráneo.
El nombre hace referencia a las enrevesadas formas que presentan sus diseños y que recuerdan a las llamas o lenguas de fuego en una hoguera. Las telas de llengües se fabrican mediante la técnica del ikat, una práctica milenaria de producción de tejidos que requiere gran destreza. El hilo es tintado por reserva antes de ser tejido, de manera que los motivos (dibujos) aparecen a medida que se va trabajando, en función de la posición de las ataduras y de los colores que se han utilizados. El resultado es una tela de diseño geométrico con bordes difuminados, creando la sensación de las famosas lenguas de fuego.
Esta técnica llegó a Europa procedente de Asía, a través de la Ruta de la Seda. Muchos países adquirieron y comercializaron este tipo de tela y más tarde, a finales del siglo XVIII, una ola de artesanos y artistas llegaron a Mallorca desde Francia a causa de la Revolución, trayendo consigo esta moda. En un primer momento se halla el rastro de lenguas de seda mallorquinas como tapizado de muebles o como revestimiento de paredes en las grandes casas señoriales de la sociedad mallorquina, hasta que a principios del siglo XIX se extendió su uso en las casas de ciudad y del campo, cuando empezaron a elaborase en tejido de algodón.
Los ikats siguieron fabricándose en Europa hasta después de la segunda Guerra Mundial, pero Mallorca es el único lugar de Europa donde aún perduran. Tanto que hasta se han convertido en un sello distintivo en todo tipo de productos textiles, adquiriendo un carácter propio de la cultura artesana de Mallorca. Sus tonalidades, que combinan a la perfección, y los divertidos patrones han hecho que a estas telas se les hayan dado diferentes usos. Se pueden ver adornando ventanas o como parte de la tapicería, pero también en complementos de moda como cestas para la playa, bolsas de tela y hasta sandalias.
Si bien es cierto que ha pasado por unos años en desuso, ahora la tela de llengües vive una nueva época dorada, gracias al impulso de artesanos de toda la vida que han sabido darle un aire nuevo. Un ejemplo es Xamba, empresa asociada al Club Ventajon, que vende desde hace 10 años productos de artesanía mallorquines confeccionados en tela de llengües.